"Este atraso repercute en la economía de las naciones, porque un menor que carece de las competencias básicas difícilmente será un adulto que produzca ganancias": Lloyd.
En opinión de Marion Lloyd, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), el gobierno debe hacer un gran esfuerzo para aumentar el presupuesto que se destina a la educación y dirigir una parte a realizar evaluaciones, a fin de determinar cómo están los educandos, cuáles son las necesidades y posteriormente diseñar e implementar esos programas para llenar estos huecos educativos que tienen.
Para mejorar esta situación se requiere una política de Estado que trascienda sexenios; es decir, el consenso nacional y social de que la educación es un tema urgente e indispensable. “Como sea, estamos hablando de programas que tardan décadas; no se resarce en unos cuantos años un rezago educativo de la magnitud del que tenemos en México”.
Ello porque en América Latina, 55 por ciento de los infantes de 15 años desconocen los contenidos educativos mínimos que deberían manejar de acuerdo con su edad. Se estima que el problema se incrementó en por lo menos 15 por ciento para rebasar el 70 por ciento; es decir, más de dos de cada tres estudiantes de primero de secundaria no tienen los conocimientos que tendrían que dominar en ese nivel educativo.
Lo anterior porque en México, al igual que en la mayoría de los países, estuvimos encerrados cerca de dos años sin clases presenciales. Se estableció el programa de televisión “Aprende en casa”, además de programación en radio, la distribución de libros de texto y el uso de internet, aunque no de forma generalizada.
Los infantes que estaban mejor posicionados aprovecharon estas soluciones, sobre todo las clases por internet, mientras que los estudiantes marginados tuvieron que recurrir a la televisión y la radio, sin interacción alguna con los profesores.
La académica opinó que este problema pone en riesgo a una generación de estudiantes, pues por un lado no adquirieron los conocimientos suficientes y, por otro, muchos abandonaron la escuela. No existen cifras exactas, aunque el estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía se refiere a cuántos estudiantes no se inscribieron por la pandemia o por pobreza: 5.2 millones de personas en México, de tres a 29 años, para el ciclo escolar 2020-2021.
“Hablamos de millones de estudiantes que no estudiaron y que probablemente trabajan, son ´ninis´ o están en riesgo de entrar al mercado de las drogas. Desafortunadamente son las opciones para las personas más marginadas”, afirmó.
Asimismo, indicó que, a diferencia de otras naciones de la región, en México no se ha resarcido el daño a través de programas propedéuticos y pruebas diagnósticas para determinar, salón por salón, el grado de rezago en los escolares y qué hacer con ello.
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