Una publicación de la UNAM aborda las alteraciones a la salud mental, cómo tratarlas y, algo muy esencial, la atención a distancia que, se pensaba, no se podía ofrecer, explicó la académica.
La profesora emérita de la Facultad de Psicología, de la UNAM, Emilia Lucio y Gómez Maqueo consideró que con la pandemia se elevó el número de consultas al psicólogo, ya que las personas empezaron a hablar más de sus problemas y se dieron cuenta que no eran caso único o aislado, sino que compartían situaciones con el vecino, con el compañero de trabajo, con alguien de su familia; se percataron que no tenían que esconder lo que sentían.
Permitió también que acudir con un psicólogo no se estigmatizara, que no se considerara como algo malo, sino como la ayuda que todos podemos necesitar. Y hubo una gran movilización de psicólogos de la UNAM.
Numerosas personas creativas y fuertes se enfrentaron a la pandemia de diferentes maneras: por ejemplo, adolescentes, y no pocos adultos, reforzaron sus redes sociales y amistades de manera virtual.
Lo anterior, al comentar en entrevista algunos de los aspectos esenciales del tomo 5 titulado Salud mental, afectividad y resiliencia, coordinado por María Elena Medina-Mora, directora de esa entidad académica; y Olbeth Hansberg Torres, de la Facultad de Filosofía y Letras, el cual forma parte de la colección La década COVID en México. Los desafíos de la pandemia desde las Ciencias Sociales y las Humanidades.
“Por otra parte, la pandemia hizo que brotaran cosas que normalmente no se veían tanto, pero que ya estaban. Por ejemplo, se incrementó muchísimo la violencia doméstica, porque para algunas personas convivir todo el día en un espacio muy pequeño era algo que no hacían, cada miembro de la familia tenía su vida aparte y eso impedía los conflictos”, enfatizó la catedrática.
También aumentó la ideación suicida, sobre todo en los adolescentes, y creo que tiene que ver con una depresión por no saber qué va a pasar, hacia dónde va el mundo, cuándo voy a salir de esto. Eso también incrementó la ansiedad, explicó la académica.
Había gente que vivía tranquilamente y de repente se enfrentó a esto, perdió su trabajo, algún familiar; hubo adolescentes que se quedaron sin sus padres en unos días. “No estoy diciendo algo que haya leído, sino algo que he compartido con algunas personas”, señaló.
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