En opinión de Candelaria Alcorta, Country Manager de Bonda, es esencial reconocer que el salario emocional no debe utilizarse como una solución para perpetuar la desigualdad salarial. “Si bien puede servir como paliativo temporal, no debe sustituir la necesidad de abogar por salarios justos y equitativos que reflejen el valor del trabajo y garanticen una calidad de vida digna para todos los trabajadores”.

El salario emocional también puede verse enriquecido por otros factores, como cultivar un ambiente de trabajo positivo, ofrecer oportunidades de promoción profesional y fomentar un sentimiento de pertenencia, abundó la directiva de la firma especializada en soluciones de fidelización en un artículo.

En México, indicó, donde los valores culturales ponen un énfasis significativo en las relaciones y la comunidad, los empleadores que fomentan un entorno de trabajo solidario e inclusivo tienen más probabilidades de atraer y retener a los mejores talentos.

“Al invertir en el bienestar emocional de su fuerza laboral, las empresas pueden forjar conexiones más profundas con sus empleados, fomentando la lealtad y el compromiso incluso en medio de las limitaciones de los bajos salarios”, puntualizó Alcorta.

Señaló que el gobierno mexicano desempeña un papel en la compensación de los bajos salarios ofreciendo diversos programas sociales, como sanidad y educación, que alivian algunas de las cargas financieras a las que se enfrentan los trabajadores. Estas iniciativas pueden servir de complemento crucial al salario emocional, ofreciendo más apoyo a los empleados y a sus familias.

En este contexto mencionó opciones de salario emocional que se han emprendido:

• Programas de descuento para aliviar las tensiones financieras. Dichos programas pueden aliviar significativamente la carga financiera de los empleados, proporcionándoles ahorros en gastos y productos esenciales. Al compensar algunos de los retos financieros que suponen los bajos salarios, estos descuentos contribuyen a mejorar el bienestar general de los empleados y a fomentar un sentimiento de apoyo por parte de sus empleadores.
• Programas de bienestar. Estos programas pueden abarcar una serie de beneficios, tales como gimnasios, exámenes de salud y servicios de asesoramiento. Al dar prioridad al bienestar de su plantilla, los empresarios no sólo promueven estilos de vida más saludables, sino que también aumentan la productividad y la satisfacción laboral de los empleados. Esta inversión emocional en el bienestar de los empleados ayuda a mitigar el impacto de los bajos salarios, creando un entorno laboral más equilibrado y satisfactorio.
• Acuerdos laborales flexibles. El teletrabajo y las opciones de horario flexible otorgan a los empleados un mayor control sobre el equilibrio entre su vida laboral y personal, permitiéndoles gestionar mejor sus compromisos personales y sus responsabilidades profesionales. Esta nueva flexibilidad fomenta un sentido de autonomía y empoderamiento, lo que contribuye a aumentar la felicidad y la satisfacción laboral, compensando así parcialmente los retos que plantean los bajos salarios.
• El reto de la integración de la vida laboral y familiar. Reconociendo que los empleados tienen responsabilidades e intereses fuera del trabajo, los empleadores en México pueden implementar políticas que promuevan un equilibrio saludable entre la vida profesional y personal. Por ejemplo, ofrecer permisos parentales retribuidos, apoyo a los cuidadores o programas sabáticos puede dar a los empleados la oportunidad de atender sus necesidades personales sin sacrificar su carrera profesional.
• Hacer hincapié en el desarrollo profesional. Los empleadores pueden ofrecer talleres, programas de tutoría o ayudas para la matrícula con el fin de fomentar el aprendizaje continuo y el crecimiento personal, contribuyendo en última instancia a una mayor satisfacción y compromiso en el trabajo.

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