Aunque al principio puede parecer que trabajar hasta tarde aumenta la eficiencia, este hábito altera gradualmente los horarios de descanso y lleva a un agotamiento progresivo que impacta la salud física, mental y emocional.
La bedtime procrastination, es decir, el hábito de posponer tareas laborales hasta altas horas de la noche es más común de lo que parece, toda vez que el 49 por ciento de los trabajadores en México ha experimentado la también denominada procrastinación nocturna en algún momento de su carrera.
De hecho, según el Termómetro Laboral de OCCMundial, el 21 por ciento admitió que procrastina todas las noches, derivado de acumulación de trabajo no terminado durante el día y la falta de una adecuada gestión del tiempo, exacerbada por distracciones tecnológicas.
Y es que, a pesar de trabajar presencialmente, la acumulación de tareas y el cansancio inducen a buscar formas de entretenimiento para evadir el estrés en la oficina, lo que desencadena la procrastinación.
En el lado opuesto, el 20 por ciento de los trabajadores nunca ha experimentado este fenómeno, manteniendo un equilibrio eficaz entre el trabajo y la vida personal, mientras que solo el 10 por ciento no había considerado la procrastinación nocturna como un problema, ya que se centraba en otros aspectos de su trabajo y no percibía sus efectos negativos.
Para 62 por ciento de los participantes en el sondeo indicó que la procrastinación nocturna lleva a una mayor sensación de cansancio y disminución en la concentración, lo que repercute negativamente en el rendimiento diario y afecta la vida social y personal.
Un 17 por ciento expresó que este hábito aumenta el riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con el estrés, como ansiedad, dolores de cabeza, fatiga constante y, en algunos casos, depresión.
Además, el 16 por ciento consideró que la procrastinación nocturna afecta la satisfacción laboral, ya que este comportamiento no siempre es una estrategia consciente para mejorar la productividad, sino un reflejo de una sobrecarga de trabajo.
Finalmente, el 5.0 por ciento mencionó que la procrastinación nocturna también influye negativamente en la personalidad y emociones del individuo, complicando sus relaciones interpersonales tanto dentro como fuera del ámbito laboral.
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