Cuando hablamos de felicidad, creemos que implícitamente el trabajar afanosamente nos permitirá alcanzarla, pero la verdad es que en muchas ocasiones nos sentimos atraídos por el éxito y nos dejamos llevar en la persecución continua de un cambio para mejorar nuestro “estatus”, por alcanzar las metas que en algún momento de la vida consideramos eran las mejores, por esforzarnos hasta alcanzar el reconocimiento de los demás… y es aquí donde olvidamos lo que realmente nos impulsó desde un inicio.
¿Cuál es tu fin primordial en la vida? ¿Qué deseas alcanzar para ser completamente feliz?
Dos preguntas que te invito a plantearte para evaluar la importancia de la felicidad, evaluando principalmente la calidad de vida que perseguimos, lo que realmente nos impulsa para ser felices holísticamente.
Promover los cambios positivos en los demás por lo general puede llegar a ser mucho más fácil ya que tendemos a ver ampliamente los panoramas ajenos, pero ¿Qué hay de los cambios internos estratégicos que tú mismo debes aplicar en tu vida?
¿Estás persiguiendo para ti mismo los mismos beneficios que promueves para los demás? O ¿estás dejando en primer plano otros aspectos que te encierran en lo rutinario porque no tienes “tiempo” y, sin darte cuenta estás alejándote lentamente de lo que más amas, de lo que más valoras, de lo que más anhelas, de las personas más importantes en tu vida?
El líder positivo debe no solo promover con sus colaboradores el balance de vida y la felicidad organizacional, sino principalmente practicarlo, y para ello te dejo las 4 “E” que he desarrollado para no perder de vista el fin primordial en el viaje de la felicidad:
Primera “E”: Empatiza contigo mismo. Aprende a amarte, a aceptar todas tus virtudes y áreas de mejora. Si sabes que eres bueno en algo, ¡aprovéchalo! ¡Deja saber al mundo que eres excelente! En algún momento de la historia alguien creyó que potenciar la autoexcelencia te hace soberbio y arrogante, pero no tiene por qué ser así. Encuentra la manera de compartir tus virtudes, estrecha lazos con los que no tienen tus mismas habilidades y apóyalos para encontrar el verdadero sentido de amor propio. Verás que si empatizas contigo mismo te sentirás genial, lo que hará que puedas explotar tu excelencia y compartir tus conocimientos para hacer felices no solo a los demás sino a tu propio ser interior. Ojo: No hay necesidad de hablar mucho o publicarlo… ¡solo actúa! Los hechos hablan más que mil palabras.
Segunda “E”: Edifica tu propia felicidad. Nunca construyas tus metas basadas en el sacrificio o dolor ajeno. Construye tu propio camino, confía en ti mismo, eres más grande de lo que puedas imaginar… respira y planifica cómo deseas alcanzar la felicidad con parámetros de medición. Si no sabes cuánto debes avanzar y cómo hacerlo, la improvisación te conducirá a desistir en el intento.
Tercera “E”: Excelencia. Concédete el permiso de ser excelente en todo lo que emprendas, no solo sueñes grande sino hazlo realidad. Inculca la excelencia en ti mismo como una virtud, el líder que practica la excelencia consigo mismo, proyecta nada menos que ¡lo mismo! Hazlo por ti, no por los demás ya que si cuidas de tus propias acciones, los reconocimientos vendrán por añadidura.
Cuarta “E”: Emprende. Sería muy obvio, pero aun así al leer esto, muchos de ustedes van a identificarse porque tendemos a dejarlo todo por escrito y nos esforzamos por planificar todas las metas u objetivos que necesitas alcanzar (que, por cierto, debes revisar que tus metas sean realistas y alcanzables, para que no pierdas el impulso de luchar por ellas), pero luego de ello, nos cuesta dar el primer paso para iniciarlo, y si lo hacemos ¿cuántos de nosotros no desistimos luego de un breve intento o del primer obstáculo que se presente? Así que emprende con disciplina y orden.
Nadie dijo que la felicidad pueda cortarse de un árbol o encontrarse en la vuelta de la esquina, lo cierto es que todos necesitamos de ella para sentirnos completos en la vida, tanto laboral como en el ámbito personal y, para ello es que trabajamos a diario: para lograr alcanzar ese granito de felicidad que nos permita ser mejores, que nos impulse a estar más cerca de nuestras metas, más cerca de aquellos a los que amamos, más cerca de las cosas que nos contagian de regocijo y satisfacción.
La felicidad es la consecuencia de tu caminar, el resultado de tus acciones, y el efecto de tu proceder, no solo con los demás, sino contigo mismo. Sé fiel a tus principios, respeta tu visión, e invierte tiempo en auto descubrirte… mientras más te conozcas a ti mismo, descubrirás que tu potencial es ilimitado; revela tus facultades y úsalas para encontrar aquello que te entusiasme hacer, para ser el mejor en lo que realizas, pero no por obligación sino por pasión.
¡Deja que la felicidad te persiga, pero lo más importante… permite que te alcance!
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en TWITTER y a suscribirte a nuestra NEWSLETTER DIARIA.
RRHHDigital