Cada persona debe dar o recibir de cuatro a ocho abrazos al día para fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la capacidad de memoria, el sentido de pertenencia a un grupo social y reducir la depresión, coincidieron Alicia Castillo y Manuel González Oscoy, especialistas de la UNAM.
En entrevista para la Dirección General de Comunicación Social de la máxima casa de estudios, Castillo puntualizó que un abrazo ayuda a disminuir los niveles de cortisol, pues dicha hormona está relacionada con el manejo del estrés, el cual cuando sube demasiado comienza a eliminar las neuronas y evitar la neurogénesis.
Con motivo del Día Internacional del Abrazo, que se celebra el 21 de enero, indicó que el contacto está en todas las especies y, en particular, es importante en los extremos de la vida (bebés y adultos mayores). Todos lo necesitamos y se vuelve cada vez más indispensable a medida que avanza la edad.
A su vez, el académico de la Facultad de Psicología, Manuel González Oscoy, agregó que brindarlo incrementa la producción de serotonina y dopamina, lo que eleva la sensación de bienestar y placer.
Es una conducta que puede tener un costo bajo y varios beneficios, pero es recomendable aprender a hacerlo, distinguir bien qué se busca al ofrecerlo y cómo puede interpretarlo la otra persona, enfatizó.
A partir de las experiencias donde se ha mostrado que el contacto físico, piel a piel (por ejemplo, gemelos), favorece el desarrollo de los individuos, se creó lo que se conoce como abrazoterapia, que sugiere dar de cuatro a ocho abrazos al día, subraya.
En opinión de González Oscoy, un abrazo estimula respuestas en algunas funciones autónomas del cuerpo, como ayudar a disminuir la presión arterial, incentivar la producción de la hormona del rejuvenecimiento, activar el sistema límbico y a que el inmunológico trabaje mejor.
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