Las mipymes representan tienden a contratar a quienes tienen menos oportunidad de encontrar trabajo: jóvenes, personas de edad y los menos calificados.
A partir de la emergencia sanitaria, las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) se vieron afectadas; gran cantidad de empresas que ya tenían muchos años no pudieron sortear la pandemia, al tiempo que surgió una gran cantidad de negocios relacionados con nuevas tecnologías y plataformas, alertó Gerardo González Chávez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Se muestra un importante crecimiento de empresas de transporte y entrega de comida o productos, pero se mantienen en lo que se considera economía informal. “Eso fortalece la informalidad, y aleja la posibilidad del trabajo decente del que habla la OIT. Es necesario regular esas actividades”, recalcó el especialista.
También, numerosas Mipymes, sobre todo en el área comercial y de servicios, surgen por miles a lo largo del año, “pero así como nacen, mueren”. Aproximadamente 70 por ciento no pasa del primer año, y casi 10 por ciento duran hasta cinco, precisa el investigador.
Dentro del sector privado, las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente las lideradas por mujeres, jóvenes, minorías étnicas y migrantes, fueron las que más sufrieron en la crisis por COVID-19.
Al respecto, González Chávez reiteró que en México las trabajadoras se ubican sobre todo en mipymes, pero con informalidad, donde carecen de prestaciones y obtienen menores salarios. Una cantidad importante, por ejemplo, se dedican al comercio porque deben emplear tiempo en el hogar y al cuidado de los hijos, en una jornada doble de trabajo.
Las micro, pequeñas y medianas empresas enfrentan diferentes retos, por ejemplo es limitado el número que tiene acceso a créditos; y, por lo regular, las que los obtienen es con tasas de interés más elevadas en comparación con las que se cobra a una gran empresa, destacó el integrante del IIEc.
Un número importante permanece en la informalidad por diferentes motivos: dificultades para cumplir con los requerimientos de la empresa contratista, limitaciones para el pago de trabajadores formales, falta de incorporación al régimen impositivo, escasas posibilidades para documentar su capacidad de pago y ser sujeto de crédito (particularmente en los micronegocios), aspectos que las colocan en una condición de inestabilidad.
En las mipymes la aplicación de la innovación y el desarrollo tecnológico es baja y la mayoría carece de apoyo institucional; por el contrario, se ven enfrentadas a la sobrevivencia o regularización por el peso que representa el sistema impositivo y los costos laborales en las prestaciones sociales.
Otros de sus desafíos son el acceso a la tecnología y la capacitación. “Muchos negocios viejos no pudieron sobrevivir en los últimos años, pero los que iban surgiendo se fortalecieron con el uso de las nuevas tecnologías. Ya no se trata de ventas en lugares fijos, sino de la distribución de los productos por internet”, finalizó González Chávez.
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