¿Es una opción laboral más sustentable?
Para Eva Rimbau Gilabert, Profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), el teletrabajo no pasa por su mejor época, toda vez que en 2021, el 17.6 por ciento de las personas empleadas de 16 a 74 años trabajó a distancia, de acuerdo con la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares.
Esta cifra, apuntó, es superior a la registrada antes de la pandemia, pero a lo largo del año, esta forma de trabajo fue disminuyendo gradualmente, tanto en la modalidad habitual como en la modalidad ocasional.
Y es que, existen doce millones de personas (el 65 por ciento de la población empleada) con un empleo que no les permite teletrabajar, bien porque se trata de un trabajo de producción de bienes materiales —como la agricultura, la industria manufacturera o la construcción— o bien porque es un sector en el que prevalece la atención física al público —como la hostelería y el comercio—, afirmó la experta.
Al abordar aspectos medioambientales de esta modalidad de trabajo, la experta en recursos humanos y teletrabajo, "las personas que quieren trabajar a distancia destacan como punto más positivo que el teletrabajo evita desplazamientos, facilita la gestión del tiempo de trabajo, hace posible la conciliación con la vida personal y permite aprovechar más el tiempo".
Para analizar el impacto que estos cambios de hábitos de los teletrabajadores tienen sobre el medioambiente, "es interesante consultar un informe de Eurofound publicado recientemente, que destaca que la evaluación de los beneficios medioambientales del teletrabajo es una tarea compleja, porque aumentar el teletrabajo supone una serie de cambios en las vidas y las actividades cotidianas de los individuos, y conlleva decisiones en el ámbito de la empresa que pueden influir de forma positiva o negativa en el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero".
Estos son algunos de los factores que más pueden influir en el balance final:
Sin embargo, el teletrabajo también tiene posibles impactos negativos: "el más evidente —que contrarresta, en parte, los beneficios de la reducción de los viajes— es el aumento del uso de energía en los hogares, dado que los teletrabajadores tienen más necesidad de calefacción, refrigeración, iluminación, internet, cocina, y material de oficina".
Además, la posibilidad de aprovechar el teletrabajo y evitar los viajes algunos días a la semana podría hacer que los trabajadores estuvieran más dispuestos a aceptar una mayor distancia los días que van a la oficina. Esto podría llegar a compensar el ahorro de emisiones que habrían conseguido los días de teletrabajo, finalizó Rimbau.
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