En México, la depresión ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres; este trastorno constituye un problema importante de salud pública, que afecta a 15 de cada 100 habitantes, cifra que podría ser mayor porque algunas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que tienen esta afección.
Así lo explicó el doctor Edilberto Peña de León, médico neuropsiquiatra y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (CISNE México) quien afirmó que: “En el caso de la mujer, el infra diagnóstico se da en menor medida que en el género masculino, ya que es más aceptado culturalmente el hecho de que ellas comuniquen sus alteraciones emocionales en mayor medida que los varones”.
A partir de los datos de género de este trastorno de la conducta, surgen dudas sobre si el ser mujer es un factor de riesgo para sufrir depresión, por qué existe este sesgo de género en la depresión y qué pesa más, la biología o los condicionantes sociales y la brecha de género.
Durante su participación en el Lundbeck Mental Health Press Day 2022, titulado Depresión y género, en femenino y plural, el experto advirtió que las mujeres tienen el doble de probabilidad que los hombres de experimentar un episodio depresivo a lo largo de la vida.
Este sesgo de género, evidente desde la pubertad y se mantiene a lo largo de las distintas etapas de la vida de la mujer. Asimismo, una de cada cinco mujeres sufrirá depresión en algún momento de su vida.
Para la Dra. Jacqueline Cortés, médico psiquiatra y presidenta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), hay “múltiples determinantes, desde los biológicos que tienen que ver con sus cambios hormonales (adolescencia, embarazo y climaterio), hasta los culturales y sociales (como la violencia hacia el género femenino), así como la vivencia emocional que se tiene de los eventos vitales y su comunicación hacia los demás”.
La especialista resaltó que todos los factores biológicos, sociales, de belleza el rol profesional o la discriminación laboral, así como los factores vinculados a diferentes etapas vitales más frecuentes en las mujeres como los abusos sexuales, estrés por infertilidad, violencia de género o síndrome del nido vacío, entre otros, sin olvidar los factores personales, todos estos factores son igualmente importantes.
“Resulta imposible aislar unos de otros; de hecho, ese enfoque sería equivocado. Definitivamente, hay trabajo pendiente en todos ellos si queremos reducir la depresión en las mujeres”, destacó.
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