De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el número de empleos que estuvieron en riesgo alto de ser afectados por la pandemia en México rebasó 24 millones, lo que representó 44 por ciento del empleo total.
El investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Enrique Pérez Campuzano, exhortó a realizar estudios sobre las clases medias, pues hay numerosos análisis enfocados hacia los procesos de precarización del empleo, pero en los sectores más vulnerables, con menos ingresos y con los trabajos más demandantes.
"Seguimos teniendo los dos polos, los sectores muy pobres y los muy ricos. La población más pobre es cuantitativamente más grande que hace 30 años, y también hay menos ricos, pues se calcula que sólo el uno por ciento de la población mundial puede ser considerada rica.
“Aunado a ellos está la clase media, que a partir del empleo y la calificación educativa ha pasado por muchos procesos de crisis económica”, enfatizó.
El también experto en Métodos de valoración económico-ambiental para periferias urbanas detalló que en los 80 del siglo pasado la clase media mexicana pertenecía a un modelo económico anterior ligado al trabajo gubernamental, a las profesiones liberales: abogacía, medicina, contaduría, psicología, por ejemplo, que tuvieron un boom y permitieron el ascenso social.
Con el modelo de sustitución de importaciones estas profesiones y las clases medias tuvieron que adaptarse a nuevos procesos, con una lógica más de mercado, porque ya no se les contrata de manera colectiva y las negociaciones que se solían efectuar con el patrón, ahora son de manera individual, lo que se denomina: individualismo económico.
“Hoy en día el Contrato Colectivo de Trabajo, salvo en algunas grandes empresas, ya no tiene peso y vemos el crecimiento del autoempleo como una forma de la clase media para insertarse en el mercado. Debido a los procesos de desincorporación industrial y de transformación de los servicios se empieza también a contratar por actividades en específico, no por horas”, indicó.
Estas modificaciones representan afectaciones a los trabajadores ya que, por ejemplo, no todos acceden a un programa de retiro, como lo tuvieron las clases medias de las décadas de los 60 y 70.
A la par, añadió el universitario, se ha dado un proceso de transformación económica que demanda reformular gran parte de la industria a nivel global y de la que México participa, aunque lentamente.
La transformación económica ha demando nuevas calificaciones laborales ligadas a lo educativo, a procesos de conocimiento, pero no sólo y necesariamente de la educación formal, sino de “aprender haciendo cosas”, bajo un enfoque basado en habilidades.
“Estas clases medias se insertan en una gama mucho más amplia de actividades económicas que pueden ir desde el autoempleo en artículos de moda y por lo que tenemos la explosión de bazares, de mercados de productores y productoras; y profesionistas como ingenieros en sistemas, diseñadores gráficos que trabajan sobre producto”, recordó Pérez Campuzano.
Sabemos que de 15 a 25 por ciento de los profesionistas laboran sin contrato. Hay quienes tienen doble jornada, en una trabajan con contrato y la segunda es un empleo informal que les representa una entrada extra de ingresos, detalló.
El investigador resaltó que estos sectores están revolucionando los empleos. El problema de una gran parte de estas dinámicas se verá en 30 o 40 años cuando esta población haya o no juntado el dinero y las condiciones para retirarse. “Quizá vamos a ser una generación que tenga que seguir trabajando toda la vida”.
Expuso que durante la pandemia surgieron muchos micronegocios, no físicos, sino que funcionaron a partir de plataformas. Por ejemplo, personas que vendían cubrebocas, pero adornados, personalizados. Un ejemplo de cómo una parte de la clase media enfrentó la pandemia es LadyMultitask, una plataforma que vende productos en una lógica de red y en la que el conocimiento es fundamental, pues tienen entendimiento de la producción, pero también del mercado: a quién y cómo quieren vender.
“Profesionistas como diseñadores industriales que tenían maquinaria para producir un tipo de plataformas de madera, por ejemplo, y cambiaron su producción a mamparas para los taxis. Es decir, se reinventaron en poco tiempo”, señaló el doctor en Geografía.
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